Sacar adelante la tarea profesional y a los hijos sustenta una paradoja que descorazona un poco: cuando ajustamos las prioridades a ese orden exacto –profesión y familia–, nos encontramos con frecuencia a punto de estallar, agobiados, estresados, insomnes, culpables de casi todo y muertos de agotamiento. Y cuando el orden se invierte –hijos y trabajo–, podemos sentir los mismos síntomas de desequilibrio.Crear una familia supone un compromiso de vida, tal vez el más importante; del trabajo...