Cuando cerramos los ojos por la noche dicen que es cuando más pensamos en nuestra vida. Me vienen a la mente los segundos previos al ictus de Silvia, cuando su cuerpo y su mente se desvanecieron, cuando sus anhelos, sus luchas y sus sueños parecía que podían disolverse como un terrón de azúcar. Pero Silvia tenía un pacto no escrito con la vida y salió adelante. Tan fuerte era el pacto que su cuerpo, ya en coma, resistió para que naciera su hija Nayeli. El psiquiatra y neurólogo Viktor Frankl,...