En Mayo del cuarenta y cinco, la activista Boti García Rodrigo nos sorprende con la narración de su niñez madrileña, una etapa llena de colorido y colmada de afectos. El relato de estos años de continuo descubrimiento está estructurado en una serie de capítulos muy breves que, pese a su naturalidad y aparente ligereza, envuelven momentos de desconcierto, miedo y emoción. También de felicidad. Unas memorias que empiezan cuando en nuestro país se ha impuesto la hostilidad de los ...