Los milagros de Jesucristo son, ante todo, signos, señales que muestran su divinidad, que con rman la verdad de sus enseñanzas, que ayudan a creer en Él. Esa era la intención de Jesús al ejecutar esos portentos: revelar a Dios, mostrar que había llegado el Reino, que no era una promesa política, sino un regalo del Padre. Esta obra no pretende ser un estudio pormenorizado ni una exégesis abstrusa, sino más bien una meditación que aЬne el rigor científico y la piedad cristiana, a la luz de la...
El misterio de la pasión del Señor ha removido muchas conciencias a lo largo de la historia. La fuerza del sacrificio del cordero pascual sigue confrontando a las personas que, al considerar esas escenas, caen en la cuenta de que no son simples relatos del pasado, sino que conservan su actualidad: que somos protagonistas de esos hechos, tanto porque formamos parte de la multitud culpable como porque somos beneficiarios de aquel holocausto.