Cuando pienso en Adam Walker, pienso en estas tres cosas: caliente, estúpido y peligroso. Digo caliente porque no se puede negar lo totalmente atractivo que es: cabello negro, ojos verdes y —como en toda historia que incluye a un chico malo— tatuajes que cubren varias zonas de su cuerpo. Es peligroso porque tiene demasiados secretos que no se atreve a contarle ni a su sombra. Secretos que terminan aplastando todo a su paso. Y estúpido —de verdad estúpido— porque eligió estar con mi prima...