René Caillié fue el primer cristiano que consiguió entrar en la mítica ciudad de Tombuctú y vivió para contarlo. Para ello tuvo que ocultarse bajo el aspecto de un falso musulmán y cruzar África con el miedo continuo a ser descubierto. Sin ayuda de nadie, solo y en medio de una gran caravana de mercaderes árabes, consiguió alcanzar su gran sueño infantil. Anteriormente, esta fabulosa ciudad dorada no era más que un «sueño truncado» en las mentes de los europeos. De repente, el mito de la...