Premio Nacional de Dramaturgia 2006. Posiblemente se trate de la mejor de las obras por mí leídas de este autor. El juego de desestructuración se plantea en el espacio mismo y en la relación que existe entre lenguaje y espacio, entendiendo que la lengua pronuncia y crea: «Y dijo Dios: Hágase la luz, y la luz se hizo.» Sólo que al revés. Desde el mismo título aparecen tres referentes de suma importancia: el libro, es decir, la verdad, el dogma, la historia y la memoria de los hombres y los...