En esta obra se explora el profundo deseo humano de entender las cosas. Un deseo que resulta evidente tanto en las ciencias naturales como en la religión. Observar el mundo es quedarse expuesto al asombro y, por tanto, a las preguntas difíciles de responder. Pero se trata del único camino que está a la altura de la razón del hombre. Cautivado por el sentido hace este itinerario. Contempla la realidad, percibe la belleza y el orden que hay en ella y reflexiona sobre el sentido que sostiene...