Escribir un relato policial es todo un arte. También lo es crear un ambiente, una época y conflictos, a veces, sin solución o con finales dramáticos, otras. El perfil de los personajes y los conflictos que cada uno de ellos enfrenta permiten al lector situarlos en distintos espacios como si fueran piezas. Piezas desordenadas de un rompecabezas que hay que poner, una a una, en su lugar. Estas historias están pobladas por seres que actúan como sienten que tienen que actuar. Podrían ser cualquiera...