Con razón o sin ella, la prensa está sujeta al escrutinio de la opinión pública y de los actores políticos. Los candidatos y sus voceros la culpan de su poca o nula aceptación de los votantes. ¿Son válidos esos cuestionamientos? ¿Puede o debe un medio de comunicación hacer la tarea que no realizan los dirigentes de una agrupación política —por ejemplo, difundir sus planteamientos programáticos—? ¿Cómo calificar el rol que cumplieron en la justa electoral del 2016? La autora halla dos factores...