A los 14 años, con la lectura de Análisis profano de Freud, se produce un quiebre en la vida de María Esther Gilio: «Después de haber pasado mi primera infancia diciendo 'quiero ser médica de locos', después de ver un film de Claudette Colbert en que ésta, con todo su encanto francés, convertía a locos furiosos en santos de estampita, quise ser psicoanalista». Este es el testimonio de alguien que sospecha que hablar de uno mismo en el pasado es como hablar de otra persona, y que el...