Diagnosticar a un niño pequeño con autismo implica, para sus padres, el ingreso violento a un mundo que los llena de angustia. Un mundo que pivota sobre el presupuesto de que el niño ignora los sentimientos de sus padres, que no comprende la manera en que interactúan con él y que sufre de una afección incurable. Alejándose de estos preconceptos, Liliana Kaufmann desarrolla en este libro un enfoque centrado en la correspondencia entre el repliegue inicial del niño autista y la dolorosa soledad...