El abandono de la experiencia cumple con el equilibrio de un primer libro de ensayos. Por una parte están el desparpajo y la frescura. Por otra, el rigor y la ambición de alguien consciente del territorio en el que ha entrado y que frecuenta con amplias lecturas en contrapunto, desde Montaigne a Rosalind Krauss, pasando por Borges y Natsume Sōseki.Tiene esa imperfección luminosa propia del ensayo: intenta, arriesga, perfila siluetas sorpresivas, ensaya desde el trato vivencial de sus...