¿Quién no se ha preguntado alguna vez por qué los azulejos reciben ese nombre si suelen ser de los más variados colores, o por qué la chaqueta también se llama americana, o cómo surgen las palabras yuyu o chuchería? Recuerda el autor la cara de asombro de una alumna cuando contó en clase algo tan obvio como que el boquerón se llama así por el tamaño de su boca en comparación con el de su cabeza, y eso que sus padres tenían una pescadería. En este libro se pretende dar...