Recordar para sanar, para recolocar las emociones pasadas y afrontar con calma y sosiego la madurez. Escribir para aliviar el dolor de la realidad, escribir para comprender, escribir como deshago. Ese era el primer objetivo de la autora cuando comenzó a escribir estas páginas. Dos años después, ha puesto punto y final a una obra que rebosa sentimiento. El estilo y el ritmo de la narración hace que el lector empatice totalmente con la autora y le ayuda a aliviar y comprender la mochila que...