En nuestro lugar, encargados del capital humano en las empresas y organizaciones, es un riesgo que estamos obligados a correr, sobre todo si queremos hacer bien nuestro trabajo. Pero para lograr el objetivo es preciso afilar una mirada que nos permita entendernos y entender las emociones de los otros. Canalizarlas para, muchas veces desde la negociación, empujar un liderazgo positivo en la diversidad que nos permita retener y seducir al talento. Una mirada en la que no dependamos de la suerte...