Dos aficionados impenitentes, con unos treinta años de diferencia entre ellos y que en un tiempo frecuentaron el Hipódromo La Rinconada de la ciudad de Caracas, tejieron una relación extraña pero no menos entrañable en medio de la cual el mayor le contó al más joven el país que vio pasar desde la Tribuna B de aquel coso señorial, relatos aquellos donde las gestas de la hípica nacional coincidían con momentos trascendentales de la historia contemporánea de Venezuela y del Caribe. "Ese día...