En clase dirigimos al discípulo a un encuentro con Dios mediante el ejercicio estratégico del don de la enseñanza. Sin embargo, este proceso tiene su inicio fuera de clase, cuando somos inspirados por el encuentro interactivo con Dios, intimando con el Maestro, que nos lleva a comprometernos a la acción personal y comunitaria. Luego dirigimos al discípulo a dicho encuentro, fomentando la responsabilidad con su transformación para vivir la enseñanza bíblica y así progresar en el modo de vivir que...