Somos una tormenta de arena que no nos deja observar, una mezcla de sentimientos, lágrimas estancadas, abrazos perdidos y besos sin dar. Somos huracanes irrefrenables y volcanes a punto de estallar. Somos amaneceres resplandecientes, hermosos, que no se pueden dejar de admirar.Somos olas alcanzando la orilla, somos la luz que ilumina nuestro final. Somos paz y somos guerra, muerte, vida y realidad. Es, por tanto, nuestro mayor pecado y crueldad guardar en silencio lo que el corazón no puede...