Ningún fenómeno político internacional nace de la nada. Los principales eventos son resultado de un juego de fuerzas que determinan un clima de época. La caída del Muro de Berlín en 1989 no solo marcó la debacle de la Unión Soviética, sino que fue el punto de inflexión para el ascenso de China promovido desde Estados Unidos que suponía que, estimulando la esfera de los negocios, se achicaría el ámbito de influencia del régimen político chino. El experimento no funcionó y apareció en la selva...