Es un verdadero placer por eso, y por varias otras razones que el lector podrá descubrir por sí mismo una novela como Juan Tres Dedos, porque en sus páginas el tótem paterno se vale por sí mismo, obedece a su propia mitología, tanto por la historia misma y su trama, como por el cuidado tratamiento de la prosa que ha hecho Segismundo Gallardo; prosa uida que avanza por sí sola, sin esfuerzo, aparentemente sencilla, aunque con una tensión que va in crescendo y que la hace adquirir ese carácter...