En la Viena del 1900 se incubó una infame sociedad con fines de lucro, que sólo un intelectual independiente supo advertir: la de guerra y periodismo. La prensa actuaba al amparo de un sistema liberal, con «libertad de expresión» casi plena, y sin otras presiones que las de un público lector ávido de catástrofes y escándalos. Por parte del Estado, un imperio agonizante, en vez de manipulación informativa sólo había una indiferencia bonachona. Este volumen recoge algunos de los mejores textos...