Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha sentido impresionado por las montañas. Las concibió, en principio como morada de los dioses, más tarde como reducto de misterios y amenazas y solo mucho más adelante se atrevió a emprender su descubrimiento. A partir de ese momento, la historia de la relación entre la montaña y el hombre se precipita: se suceden las conquistas, las hazañas… pero también las tragedias, que son su precio. Numerosos alpinistas han escrito páginas gloriosas o...