Exigimos «la verdad» sabiendo internamente que no tenemos la más mínima idea de qué hacer cuando la tenemos, ni qué hacer con nosotros y mucho menos con el otro. La mitad entre una verdad y una mentira, sigue siendo una mentira y esto aplica principalmente a lo que nos decimos internamente. Lo que en general no dimensionamos es que las verdades salen a la luz de muchas maneras, solo hay que saber interpretar, conocer al otro y a nosotros mismos en lugar de anclarnos simplemente en lo que creemos...