El VIH supone hoy un problema de salud pública global que los ciudadanos, los profesionales de la salud y las autoridades sanitarias no pueden ignorar. Debido a que además de las consecuencias físicas, el VIH implica desajustes psicológicos, complicaciones neurológicas (que se presentan de acuerdo con la fase de la enfermedad), efectos secundarios de medicación y factores psicosociales como la ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, apoyo social, calidad de vida, adherencia al tratamiento,...