El bautismo es la fuente del ministerio presbiteral: de ser bautizado se origina el «servicio» a la comunidad, no el «poder» sobre ella. Este es el asunto del que trata este libro: el sacerdote no es el «jefe» al que los bautizados se sientan subordinados, sino que debe sentirse destinado al sacramento del orden para servir a los bautizados, porque, antes que nada, él también lo es.Los repetidos escándalos en la Iglesia, que últimamente han salido a la luz, han puesto en el punto de mira el...