LA DEUDA EXTERNA, esa «esclavitud del tercer milenio» como la definiera alguien, no solo se ha consolidado como un verdadero sistema cuyos únicos beneficiarios son las grandes instituciones financieras, sino que ha logrado modificar el orden jurídico internacional, al extremo de haber dejado de lado el concepto de soberanía absoluta de los estados, que ahora son considerados como vulgares comerciantes que pueden ser juzgados en cualquier jurisdicción ordinaria. El estado de derecho ha cedido...