Tanto en su complejidad mecánica como en su articulación con el cuerpo social, el cine puede ser comprendido como una máquina con una doble potencia: por un lado, tiene la capacidad de representar y narrar el mundo y el ser humano; y, por el otro, es un aparato de control y sometimiento de hombres y mujeres, que vigila y registra todo desde cualquier lugar y momento o, de manera más subrepticia, desde el poder hipnótico de sus imágenes, capaz de mover las emociones de las masas. Mauricio Durán...