Hubo un tiempo, entre 1814 y 1820, en que las independencias hispanoamericanas –ese acontecimiento inaugural que solemos dar por sentado como una consecuencia «natural» de las guerras revolucionarias– peligraron y estuvieron literalmente en suspenso, a punto de verse sofocadas por fuerzas contrarrevolucionarias. En ese sexenio de pura incertidumbre, en esa «crisis del tiempo» que se abrió con la caída del imperio napoleónico y la restitución de Fernando VII a la corona española, una pregunta...