Cuando los argentinos nos interrogamos sobre cuáles serían los motivos de nuestra ya prolongada declinación como país, encontramos explicaciones basadas en políticas educativas desactualizadas o mal aplicadas, adopción de teorías económicas contrarias a nuestros intereses o aplicadas con falta de idoneidad, influencias culturales ajenas a nuestras raíces, u otros innumerables orígenes. Seguramente habrá fundamentos valederos para sostener lo reprochado en cada una de estas áreas. Muy pocos son los que analizan cual es la preponderancia que ostenta sobre nuestro devenir la enemistad social que vemos manifestarse día tras día entre nuestros conciudadanos. La Iglesia Católica ha manifestado, a través del entonces presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor José María Arancedo y en el marco de la 106° Asamblea Plenaria del Episcopado, que: «Parecería que los argentinos no nos queremos ni nos cuidamos, nos enredamos en un estéril juego dialéctico que nos enfrenta, descalifica y hace difícil ese encuentro que nos permita crecer como Nación». «Necesitamos recuperar el valor de la palabra como instrumento de un diálogo sincero, creíble y respetuoso, que nos permita crecer en una cultura del encuentro». Los autores que reúne esta compilación, de diferentes orígenes y experiencias profesionales, dirigieron su mirada hacia las consecuencias que los violentos años 60 y 70, que la Justicia denominó «guerra revolucionaria» han tenido sobre el cuerpo social. Igualmente analizaron las heridas que han quedado aún abiertas y examinaron las maneras en que, en otras latitudes y en otros tiempos, se plantearon el desafío de cerrar un pasado doloroso y paralizante con la vista puesta en el futuro hacia el cual debían caminar unidos. Pasado que debería ser «interpelado» con amplitud, resistiendo a la «tiranía» del Uno que hoy nos dice que el «mal» de esos tiempos, solamente encuentra su origen en un sector de la sociedad. Se deslizan, inclusive, en estas páginas algunas sugerencias sobre acciones posibles a implementar para promover la concordia y la paz social. La intención de los ensayistas ha sido suscitar en los lectores el deseo de profundizar en estos temas y generar el debate necesario que lleve a encontrar soluciones que logren modificar este escenario de «Nación Dividida» tan perjudicial para las próximas generaciones de argentinos. Para poder responder así al dilema que nos plantea Víctor Hugo: «¡De qué está hecho el mañana!»
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