¡George King deseaba predicar! Él sentía que había sido llamado por Dios para hacer esa obra. Pero, toda vez que enfrentaba a un grupo de personas, tartamudeaba, balbuceaba y se olvidaba de lo que iba a decir. El joven Otho Godsmark asistió al primer intento público de George de predicar, exactamente en el living de los Godsmark, con la asistencia de toda la feligresía. ¡Pobre George! Fue tan frustrante su primera experiencia que todos coincidieron en que jamás podría ser un predicador. Pero, iluminada divinamente, el Sra. Godsmark expresó la solución: él sería un «predicador hogareño»; iría de casa en casa, regalaría folletos y hablaría tranquilamente a la gente en sus hogares acerca del regreso de Jesús. Después de su primera semana yendo de puerta en puerta, King tuvo esta visión: mucha gente iría de puerta en puerta, y así se iniciaría la obra de difundir el evangelio de Jesús por medio de personas conocidas como colportores. Tú desearás leer el relato hasta el mismo final mientras lo vayas viendo a través de los ojos del joven Otho.
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